lunes, 27 de septiembre de 2010

Una lágrima




Una lágrima: es eso que humedece los ojos del mundo. Y que el mundo se empeña en ocultar

Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza
y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón, comprimiéndonos todo.

Es tan profunda, que no sabemos con certeza de donde nace, ni si podrá morir alguna vez.

A veces una lágrima: cicatriza una herida, lava una pena y ablanda.

Una lágrima: es un recuerdo, una angustia, una desesperación, un interrogante.

Una lágrima: puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano.

Una lágrima: es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda.

Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha, funde.

La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas yerbas que van creciendo en la amistad e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse. La lágrima descubre.

El que ignora tus motivos, no te conoce. La lágrima es un don.



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